Los especialistas estiman que las temperaturas extremas incrementarán drásticamente la concentración de polen en el ambiente
Con el calentamiento global, las temperaturas extremas se han convertido en algo normal y eso es una mala noticia para quienes sufren de alergias.
En tan solo un solo siglo, nuestro planeta vivió una de las décadas más frías desde la última glaciación y una de las más cálidas.
Eso no había ocurrido en los últimos 11,300 años, según un estudio reciente sobre las temperaturas mundiales que se publicó en la revista Science.
Para el 2100, las temperaturas aumentarán “muy por encima de cualquier cosa que hayamos visto en los últimos 11,000 años”, dijo uno de los autores del estudio, Shaun Marcott.
Al mismo tiempo, se estima que la concentración de polen aumentará drásticamente. Si con la llegada de la primavera empiezas a estornudar, piensa que este año probablemente sea el más apacible en comparación a los años venideros.
La investigación que se presentó en noviembre ante el Colegio de Alergias, Asma e Inmunología de Estados Unidos (ACAAI) indica que la concentración de polen empeorará durante los próximos 30 años.
Leonard Bielory mostró predicciones en las que la concentración de polen será de más del doble para el 2040.
Bielory es miembro de un estudio que se lleva a cabo en la Universidad Rutgers, en el que se hacen modelos de la influencia del cambio climático sobre la proliferación de polen.
El estudio analiza varias plantas alergénicas cultivadas en cámaras climáticas donde hacen una simulación de las condiciones futuras; los investigadores incorporan factores como patrones climáticos, cambios en la precipitación y la temperatura.
La concentración de polen en el 2000 fue de 8,455 granos de polen en promedio por cada metro cúbico de aire; según este modelo, se espera que para el 2040 llegue a 21,735. Además, la temporada de alergias empezará más pronto cada año.
Una presentación durante una conferencia no está sometida al mismo nivel de escrutinio que una publicación en una revista revisada por colegas. Sin embargo, los hallazgos tienen sentido para Clifford Bassett, alergólogo de Nueva York y becario en el ACAAI que no participó en este estudio en particular.
“Conforme se incremente el CO2 (dióxido de carbono), las plantas alergénicas producirán más polen, entre tres y cuatro veces más; creemos que el polen podría ser más potente”, dijo Bassett.
Muchos de nosotros hemos pasado primaveras enteras sintiéndonos muy mal a causa de los estornudos, el ardor de ojos y la jaqueca por sinusitis, sin importar qué antihistamínico tomemos.
¿Cómo sobreviviremos a una temporada de alergias más larga y agresiva y al apocalipsis del polen?
Bassett dice que la inmunoterapia —en otras palabras, vacunas contra las alergias— es el único medio eficaz para evitar los síntomas.
No obstante, cuando la concentración de polen sea muy alta, la gente que ha recibido las inyecciones podría necesitar de algún medicamento antihistamínico. Sin embargo, en general las molestias relacionadas con las alergias serán mínimas o nulas.
Las inyecciones se aplican en un lapso de tres a cinco años. Un alergólogo hace una prueba para determinar a qué plantas eres alérgico y te inyecta pequeñas dosis de esas sustancias agresoras para que pierdas la sensibilidad
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