Obama precisa que aún falta la recuperación ambiental
WASHINGTON, EE.UU. .— Con una descarga final de cemento, British Petroleum (BP) selló ayer permanentemente el averiado pozo Macondo en el golfo de México, que desencadenó el peor derrame de crudo en la historia de Estados Unidos, informó ayer Thad Allen, encargado de supervisar la respuesta ante el desastre.
“Finalmente podemos anunciar que la fuente de petróleo Macondo 252 está muerta”, dijo en un comunicado el almirante retirado de la Guardia Costera. “Tras meses de extensas operaciones, planes y ejecuciones bajo la dirección y autoridad de equipos científicos y de ingenieros del gobierno, BP ha terminado exitosamente el pozo de alivio al intersectar e inyectar el pozo, a unos 5.5 km bajo la superficie”, agregó el funcionario.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuyos índices de aprobación se vieron afectados con el descontento público hacia la respuesta gubernamental inicial al derrame, acogió la noticia como un “hito importante” e indicó que su gobierno se enfocará ahora en asegurar que la costa del golfo “se recupere completamente de este desastre”.
“Este camino no será fácil, pero seguiremos trabajando de cerca con la gente del golfo para reconstruir sus fuentes de subsistencia y restaurar el medio ambiente que los apoya”, indicó el mandatario en un comunicado.
A su vez, Tony Hayward, presidente ejecutivo de BP, quien atrajo el malestar del público causado por el derrame, calificó el cierre final como “un hito significativo” y reiteró el compromiso de la firma para limpiar el desastre.
El jueves, un pozo de alivio intersectó el fondo del pozo Macondo, permitiendo el bombeo de cemento para sellar la reserva definitivamente. BP inyectó cemento durante siete horas el viernes e hizo una prueba de presión en las primeras horas de ayer, con la que determinó que el pozo estaba sellado, indicó Allen.
El petróleo fluyó sin control durante 87 días tras la explosión del 20 de abril en la plataforma Deepwater Horizon, que dejó 11 muertos y cinco millones de barriles de crudo derramados en las aguas del golfo, dando paso a un desastre ecológico que afectó las costas de cuatro estados de la Unión: Florida, Louisiana, Nueva Orleáns y Mississippi.
Allen dijo que la Oficina de Administración de Energía Oceánica del Departamento del Interior “confirmó que la operación fue exitosa, que el pozo fue sellado permanentemente con tapones de cemento, y las pruebas de presión verifican la integridad de los tapones”.
En total, se vertieron al mar 780 millones de litros de petróleo y fueron fracasando sucesivamente los distintos intentos por detener la fuga.
La respuesta masiva para detener el vertido implicó a más de 40 mil personas, siete mil naves y la coordinación de docenas de agencias federales, estatales y locales, así como de otros socios que acudieron a prestar ayuda.
Macondo está oficialmente muerto desde ayer, pero ello sólo cierra el primer capítulo del derrame, cuya limpieza tardará meses. Las reclamaciones contra BP continúan amontonándose, hasta el punto de que esta semana un juez de Nueva Orleáns instó a los demandantes a considerar acuerdos con la empresa fuera de los tribunales para evitar los retrasos en el pago de compensaciones.
Hasta el momento, BP ha asumido un costo de 32 mil millones de dólares en compensación a los afectados por el vertido, y ha dispuesto otros 20 mil millones en un fondo administrado independientemente para enfrentar las demandas.
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